La adolescencia es una etapa de
crecimiento físico y emocional que plantea nuevos temas vinculados al cuidado
de la salud.
Muchas personas creen que “la
sexualidad” es sinónimo de relaciones sexuales o se refiere sólo a los
genitales. Sin embargo, se trata de un concepto mucho más amplio.
La sexualidad es un proceso
dinámico y complejo que comienza cuando nacemos, se manifiesta de distintas
maneras a lo largo de nuestra vida e involucra también nuestros sentimientos,
emociones y el proceso de conformación de nuestra identidad. La sexualidad
tiene que ver con la forma de vestirse, de moverse, de expresarse y de
relacionarse con los demás.
El desarrollo sexual se evidencia
en el plano emocional y en el plano físico.
En lo emocional:
Por la aparición de nuevos
intereses, como ir a bailar, hacer deporte, o pasar más tiempo con amigos. Pero
también en la aparición de nuevos sentimientos y sensaciones físicas, tales
como los primeros enamoramientos, ilusiones y desilusiones.
En lo físico:
Por el desarrollo de los
caracteres sexuales secundarios (vello
púbico, voz más grave en varones y desarrollo de mamas y ensanchamiento
de caderas en mujeres, entre otros). Se acentúan las diferencias físicas entre
los varones y las mujeres . Además, los genitales y otras partes del cuerpo
aparecen, más que antes, como fuente importante de sensaciones placenteras.
En la adolescencia es importante
aprender nuevos cuidados y hábitos saludables.
Hablar de salud sexual y
reproductiva, es hablar de la capacidad de disfrutar de una vida sexual segura,
responsable, placentera y libre de coerción o violencia
la libertad para decidir si tener
o no relaciones sexuales
el poder de decidir si tener
hijos o no, cuántos y cuándo
el derecho a recibir información
adecuada para prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión
sexual
los cuidados durante el embarazo
y el parto
la prevención del cáncer de mama,
de cuello de útero y de próstata
el tratamiento de la infertilidad
Es recomendable que al comenzar a
transitar la pubertad tanto los varones como las mujeres puedan tener una entrevista con un médico
(pediatra, generalista, clínico, ginecólogo, etc.)
Lamentablemente, las ETS se han
convertido en una afección común entre los adolescentes. Debido a que los
adolescentes corren mayor riesgo de contraer ETS, es importante aprender qué
medidas de protección se pueden tomar.
Cómo se contagian las ETS
Uno de los motivos de la
propagación de las ETS es que las personas piensan que sólo se pueden contagiar
si tienen relaciones sexuales. Eso no es cierto. Las personas pueden contraer
algunas ETS, como el herpes o las verrugas genitales, a través del contacto de
la piel con una zona infectada o con úlceras.
Otro mito sobre las ETS es que no
se contagian por tener sexo oral o anal. Eso tampoco es cierto, porque los
virus o las bacterias que ocasionan las ETS pueden ingresar al cuerpo a través
de pequeños cortes o desgarros en la boca y el ano, así como en los genitales.
Las ETS también se contagian con
facilidad porque son infecciones que no se notan. De hecho, muchas personas con
ETS ni siquiera saben que las tienen. Estas personas corren el riesgo de
transmitir la infección a sus parejas sexuales sin darse cuenta.
Algunos de los factores que
aumentan las probabilidades de contraer una ETS son:
Actividad sexual a temprana edad.
Cuanto más pronto el individuo comience a tener relaciones sexuales, mayor será
su probabilidad de contraer una ETS.
Multiplicidad de parejas
sexuales. Las personas que tienen contacto sexual (no sólo relaciones sexuales,
sino cualquier tipo de actividad íntima) con muchas parejas diferentes corren
mayor riesgo que aquellas que siempre tienen la misma pareja.
Relaciones sexuales sin
protección. Los condones de látex siempre deben utilizarse, ya que son la única
forma de anticoncepción que reduce el riesgo de contraer ETS. Los espermicidas,
los diafragmas y otros métodos anticonceptivos pueden ayudar a prevenir el
embarazo, pero no brindan protección contra las ETS.
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